Economía de libre mercado
Empecemos por entender el problema. Imaginemos que un día su banco o compañía telefónica publica todos sus registros de transacciones o llamadas telefónicas en un sitio web para que todo el mundo pueda verlos. Imaginemos, siendo más realistas, que la empresa, sin su permiso, simplemente vende sus registros a otra empresa para que ésta los utilice en sus actividades de marketing. Un amplio consenso estaría de acuerdo en que la publicación en el sitio web no es deseable. Muchas personas también se opondrían a la venta de información personal sin el permiso del cliente.
Hoy nos enfrentamos a una urgencia especial a la hora de decidir cómo utilizar los mercados, la autorregulación y la aplicación gubernamental para proteger la información personal. Existe una sensación generalizada y precisa de que se está reuniendo una mayor cantidad de información personal en bases de datos, y de que cada vez más personas disponen de los recursos informáticos y de telecomunicaciones necesarios para acceder a esa información personal y manipularla. La economía y las tecnologías que subyacen al uso de la información personal están cambiando radicalmente. Estos cambios, a su vez, hacen bastante probable que tengamos que cambiar los acuerdos institucionales que rigen el uso de la información personal.
¿Cuál es la diferencia entre mercado libre y mercado regulado?
Tales mercados, según el modelo, funcionan sin la intervención del gobierno o de cualquier otra autoridad externa. Los defensores del libre mercado como ideal normativo lo contraponen a un mercado regulado, en el que un gobierno interviene en la oferta y la demanda mediante diversos métodos, como impuestos o reglamentos.
¿Cómo se determina en un mercado libre?
Un mercado libre es aquel en el que el intercambio voluntario y las leyes de la oferta y la demanda constituyen la única base del sistema económico, sin intervención gubernamental. Una característica clave de los mercados libres es la ausencia de transacciones coaccionadas (forzadas) o de condiciones en las transacciones.
Quién controla el mercado
Mucha gente no sabe la respuesta a esto: “¿paga su electricidad en el mercado libre o en el regulado?”. Hay dos formas de pagar la factura de la luz. Es importante conocer la diferencia entre ambas: lo que cambia es el precio que vas a pagar por la energía.
Pulsas el interruptor y se enciende la luz. “Como por arte de magia”, pero todo depende de las centrales eléctricas que generan la energía y de las compañías eléctricas que la venden y envían las facturas al consumidor final.
La mitad de los hogares españoles (13 millones) están en el mercado libre y la otra mitad en el mercado regulado. Pero el mercado libre está en alza, de hecho en los últimos meses ha superado al regulado.
Se trata de la tarifa PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor). Este precio varía cada hora y cada día en función del equilibrio entre la oferta y la demanda entre quien produce la energía (la empresa generadora) y quien la vende a los consumidores (la empresa que vende la electricidad).
Mercado libre
Un mercado regulado es un mercado sobre el que los organismos gubernamentales o, con menor frecuencia, grupos industriales o sindicales, ejercen cierto nivel de supervisión y control. La regulación del mercado suele estar controlada por el gobierno y consiste en determinar quién puede entrar en el mercado y los precios que puede cobrar. La función principal del organismo gubernamental en una economía de mercado es regular y supervisar el sistema financiero y económico.
La regulación restringe la libertad de los participantes en el mercado o les concede privilegios especiales. Las regulaciones incluyen normas sobre cómo pueden comercializarse los bienes y servicios; qué derechos tienen los consumidores a exigir reembolsos o sustituciones; normas de seguridad para productos, lugares de trabajo, alimentos y medicamentos; mitigación del impacto medioambiental y social; y el nivel de control que un determinado participante puede asumir sobre un mercado.
Las civilizaciones antiguas impusieron regulaciones rudimentarias en los mercados mediante la estandarización de pesos y medidas y el establecimiento de castigos para el robo y el fraude. Desde entonces, la mayoría de las regulaciones han sido impuestas por los gobiernos, con excepciones: los gremios medievales eran organismos comerciales que controlaban estrictamente el acceso a determinadas profesiones y definían los requisitos y normas para ejercerlas. A partir del siglo XX, los grupos sindicales han desempeñado a menudo un papel más o menos oficial en la regulación de determinados mercados.
Mercado libre frente a mercado regulado
Un mercado regulado (MR) o coordinado es un sistema idealizado en el que el gobierno u otras organizaciones supervisan el mercado, controlan las fuerzas de la oferta y la demanda y, en cierta medida, regulan las acciones del mercado. Esto puede incluir tareas como determinar a quién se permite entrar en el mercado y/o qué precios se pueden cobrar[1] La mayoría de los mercados financieros, como las bolsas de valores, están regulados, mientras que los mercados extrabursátiles no suelen estar regulados en absoluto o sólo moderadamente[2].
Una de las razones para la regulación puede ser la importancia de la actividad regulada, es decir, que el daño sufrido en caso de que la industria fracasara sería tan fatal que los reguladores (gobiernos, legisladores) no pueden permitirse el riesgo. Esto incluye campos como la banca o los servicios financieros. En segundo lugar, es habitual que algunos mercados se regulen alegando que son monopolios naturales, o que es muy probable que aparezca un monopolio si no hay regulación. Es crucial evitar el abuso del poder monopolístico, ya que puede conducir a la prestación de servicios deficientes con precios muy elevados. Esto incluye, por ejemplo, el suministro de telecomunicaciones, agua, gas o electricidad[1][2] A menudo, los mercados regulados se establecen durante la privatización parcial de activos de servicios públicos controlados por el gobierno.