Soluciones llave en mano para resolver los problemas de las máquinas por menos dinero
Los sistemas aerotérmicos están diseñados para proporcionar calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente durante todo el año mediante la extracción de la energía ambiental contenida en el aire a través de un ciclo termodinámico. Al ser considerada una energía limpia tiene numerosos beneficios, tanto para usted como para el medio ambiente. Descubra más sobre ellos a continuación.
La transición hacia una economía de bajas emisiones es posible, pero para lograrlo es imprescindible desarrollar vectores energéticos y usos finales más eficientes. La descarbonización y la electrificación son una oportunidad para crear riqueza, generar empleos verdes y mejorar la calidad del aire -el objetivo de la Unión Europea (UE), por ejemplo, es conseguir que no haya emisiones netas de carbono en 2050-. El reto, por tanto, afecta al sector energético en particular, pero también a la sociedad en general, porque este proceso será vital para combatir el cambio climático.
La electrificación del transporte y de la calefacción residencial, así como la producción de electricidad -autoconsumo eléctrico- a través de energías renovables, formarán parte de la hoja de ruta a seguir por el sector energético para descarbonizar la economía. Es aquí donde entran en juego alternativas limpias como la energía eólica, la energía fotovoltaica, la energía hidroeléctrica, el hidrógeno verde, la energía híbrida y la aerotermia. Conozcamos ahora un poco más sobre esta última.
[yales2] simulación de turbina de eje vertical
Los sistemas aerotérmicos están diseñados para proporcionar calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente durante todo el año mediante la extracción de la energía ambiental contenida en el aire a través de un ciclo termodinámico. Al ser considerada una energía limpia tiene numerosos beneficios, tanto para usted como para el medio ambiente. Descubra más sobre ellos a continuación.
La transición hacia una economía de bajas emisiones es posible, pero para lograrlo es imprescindible desarrollar vectores energéticos y usos finales más eficientes. La descarbonización y la electrificación son una oportunidad para crear riqueza, generar empleos verdes y mejorar la calidad del aire -el objetivo de la Unión Europea (UE), por ejemplo, es conseguir que no haya emisiones netas de carbono en 2050-. El reto, por tanto, afecta al sector energético en particular, pero también a la sociedad en general, porque este proceso será vital para combatir el cambio climático.
La electrificación del transporte y de la calefacción residencial, así como la producción de electricidad -autoconsumo eléctrico- a través de energías renovables, formarán parte de la hoja de ruta a seguir por el sector energético para descarbonizar la economía. Es aquí donde entran en juego alternativas limpias como la energía eólica, la energía fotovoltaica, la energía hidroeléctrica, el hidrógeno verde, la energía híbrida y la aerotermia. Conozcamos ahora un poco más sobre esta última.
Plano del sistema de calefacción central (caldera de combustible sólido, tanque de almacenamiento de agua)
Utilizar fuentes de energía renovables en lugar de combustibles fósiles es una de las soluciones sostenibles que se están llevando a cabo, en nuestra industria, con el objetivo de resolver los retos energéticos a los que nos enfrentamos ahora y en el futuro. Como fuente de energía renovable, el sol genera grandes cantidades de energía que se almacena en el aire, la roca madre, el suelo, los ríos y los lagos. Una bomba de calor recoge y extrae el calor de las fuentes geotérmicas, aerotérmicas e hidrotermales, lo calienta y lo “bombea” a nuestros hogares para calentar nuestros espacios vitales y el agua. Con una bomba de calor instalada podemos ayudar a reducir nuestro impacto en el medio ambiente.
Hay cuatro fuentes de energía principales para las bombas de calor: el lecho de roca, el suelo, las aguas subterráneas y el aire. Las bombas de calor de agua subterránea y de aire son las más fáciles de instalar. Las bombas de calor subterráneas requieren una gran superficie para colocar las tuberías y su rendimiento puede verse afectado por las condiciones del terreno, mientras que las bombas de calor de lecho de roca requieren la perforación de un agujero en el lecho de roca.
Una bomba de calor de aguas subterráneas utiliza el agua subterránea para recoger la energía. El agua se bombea a través de un pozo de agua hasta un intercambiador de calor, donde se recupera la energía. A continuación, el agua se descarga de nuevo a través de una segunda perforación y vuelve al pozo.
Cómo funciona la válvula de calefacción de la cabina Toyota Corolla
Un flujo de calor residual de baja temperatura puede convertirse en calor útil de alta temperatura con el uso de una bomba de calor. Entre los diferentes tipos de bombas de calor que se han desarrollado, la bomba de calor mecánica es la más utilizada. Su principio de funcionamiento se basa en la compresión y expansión de un fluido de trabajo, o el llamado “refrigerante”. Una bomba de calor tiene cuatro componentes principales: evaporador, compresor, condensador y dispositivo de expansión. El refrigerante es el fluido de trabajo que pasa por todos estos componentes. En el evaporador se extrae el calor de una fuente de calor residual. En el condensador, este calor se entrega al consumidor a un nivel de temperatura más alto.
Se necesita energía eléctrica para accionar el compresor y esta energía se añade al calor disponible en el condensador. La eficiencia de la bomba de calor se indica mediante su COP (coeficiente de rendimiento), que se define como la relación entre el calor total suministrado por la bomba de calor y la cantidad de electricidad necesaria para accionarla.
El principio de funcionamiento de una bomba de calor se basa en la propiedad física de que el punto de ebullición de un fluido aumenta con la presión. Al disminuir la presión, un medio puede evaporarse a bajas temperaturas, mientras que un aumento de la presión conducirá a un punto de ebullición elevado. El gráfico de la izquierda muestra este principio. La línea negra muestra la relación entre la presión y el punto de ebullición de, en este caso, el amoníaco. A baja presión y temperatura, el amoníaco se evapora en el evaporador. La energía necesaria para ello la proporciona un flujo de calor residual. El compresor aumenta la presión del vapor de amoníaco. A continuación, el vapor se condensa a alta presión y temperatura en el condensador. Durante la condensación del amoníaco, se libera calor: una fuente de energía útil. El amoníaco líquido se transporta al dispositivo de expansión que reduce la presión. El amoníaco a baja temperatura y baja presión fluye hacia el evaporador: el punto de partida de otro ciclo.